Este refresco funciona porque une la viveza del café filtro con aceites de la cáscara de naranja. Prepara una taza limpia —flash brew o filtro normal— y vierte sobre hielo. Exprime suavemente un gajo o añade una tira de piel para perfumar sin amargar. La naranja realza notas a cacao y cítricos presentes en muchos orígenes del Caribe de montaña.
El secreto está en el equilibrio. Si el café es muy intenso, el hielo lo templa; si usas cold brew, tendrás un perfil más dulce y redondo que también marida bien con el cítrico. Evita endulzar de entrada: prueba primero y decide después, porque el contraste suele ser suficiente.
Sirve en vaso alto, con hielo fresco y una tira de piel retorcida para liberar aroma. Es la bebida que salva tardes calurosas y demuestra que el café frío puede ser tan elegante como sencillo.




